La más pegadita al continente africano de Canarias, al norte de Lanzarote, La Graciosa parece uno de esos lugares por los que el tiempo se ha olvidado de pasar. Con caminos de arena en lugar de asfalto, sin coches a la vista y un ritmo de vida sosegado, en cuanto plantas un pie en su fina arena dorada empezarás a soltar las tensiones del ajetreo urbanita. Como parte del Parque Natural del Archipiélago Chinijo, un área protegida por su inmenso valor ecológico, La Graciosa es todo un caramelito para quienes quieran sentir la paz que regala una isla (casi, casi) desierta.
Caleta de Sebo, el puerto de la isla, te recibirá con sus fachadas blanqueadas por el sol, restaurantes de lo más acogedores y calles que parecen extensiones de la playa. Olvídate de resorts de lujo y, por supuesto, de los semáforos. Aquí se cambia el lujo por la autenticidad y por unos paisajes ú-ni-cos. Las playas de la isla están entre las más vírgenes del archipiélago, y hacer una guía con las cinco mejores playas de La Graciosa es una tarea prácticamente imposible, porque… ¿cuáles dejamos fuera, si TODAS son increíbles? Bueno, aun así, lo hemos intentado. En la playa de las Conchas, la playa Francesa o la playa de la Cocina, tendrás que frotarte los ojos para darte cuenta de que no estás en un sueño, con su arena fina, aguas cristalinas y sus dorados atardeceres.
Si buscas moverte y explorar, La Graciosa no te decepcionará. Recorre sus senderos volcánicos o alquila una bici para llegar a calas secretas. La isla tiene poca infraestructura… y eso la hace aún más especial. Y si estás en julio, apunta el 16: la Virgen del Carmen sale a navegar por la costa en una procesión que rinde homenaje a los marineros. Una de las experiencias más auténticas de Canarias y la oportunidad perfecta para empaparte de la cultura local en este paraíso.